Desde el pasado mes de agosto y, en principio, hasta el próximo 15 de noviembre, los trabajadores de ciertos sectores de actividad están obligados a presentar el pasaporte sanitario. De no hacerlo, la empresa puede tanto suspender como rescindir el contrato de trabajo. El Gobierno francés se plantea ampliar esta exigencia hasta el 31 de julio de 2022.
Se puede afirmar, sin la más mínima vergüenza, que desde que comenzó la crisis sanitaria, la aplicación de las reglas en materia laboral se ha convertido en un verdadero reto. Afortunadamente, o desgraciadamente, según como se quiera ver, el Gobierno francés no parece que vaya a conceder tregua alguna.
Se ha debatido esta semana en el Parlamento francés (Assemblée nationale) un nuevo proyecto de ley en el que se incluye la posibilidad de ampliar hasta el 31 de julio de 2022 el uso obligatorio del pasaporte sanitario en el trabajo (Projet de loi portant diverses dispositions de vigilance sanitaire). El Gobierno francés decidirá en las próximas semanas.